domingo, 29 de agosto de 2010

Here I am, a rabbit hearted girl

Justo antes de irnos de intercambio hace un año, cuidamos durante el verano a una conejita blanca llamada Escopeta; al irnos tuvimos que dejarla con otros chicos para que la cuidaran durante nuestra ausencia (con la esperanza de recuperarla al regresar a Cholula). Más o menos al mismo tiempo en que empezamos a cuidar a Escopeta, mi abuelo ya muy enfermo (sin saber sobre ella), me empezó a decir que yo era su conejita. De mis primeros días en Madrid, encontré en una tienda un conejo que se convertía en sábana para bebé, así que me lo compré y durmió conmigo todo el año; ahora lo tengo en mi cama en Cholula y lo abrazo todas las noches.
El lunes Dianis y yo decidimos comprar un conejito enano (pues nos dimos cuenta que Escopeta nunca regresaría a nosotras), así que fuimos a una plaza muy lejos de casa para escoger a nuestro nuevo amigo. Su nombre fue Nicanor, mini, de 1 mes, gris con naranjita, HERMOSO y desde el primer día durmió encima de mí a todas horas. Cinco días después se despertó completamente enfermo y después de pasarme todo el día en el veterinario y con Nicky en la mano para darle calorcito, lo llevé al hospital y me dijeron que iba a morir, así que le pedí al doctor que lo durmiera. Lo inyectó directo en el corazón, ocasionándole el no poder respirar y un paro cardiaco, así como murieron mi tío, la mamá de mi ex, y mi abuelo. Ese día se cumplían 7 meses de la muerte de mi abuelo. Ver a Nicanor muriendo, mientras yo y Dianis llorábamos y le dábamos la manita fue muy fuerte. Sentirme tan impotente ante aquella criaturita tan pequeña. Sentir tanta tristeza por él y tanto conjunto de sentimientos pasados.
Nos trajimos a Nicky a la casa y lo enterramos en el jardín. Ahora se encontrará con más conejitos para que puedan correr mucho por los jardines, y donde podrá dormir con más calorcito que el que hace aquí.
Descansa pequeñito precioso, un placer.
http://www.facebook.com/video/video.php?v=467551742463&ref=mf

lunes, 16 de agosto de 2010

"Enséñeme a odiar los armadillos"

o ... enséñeme a vivir.

Mi primera tarea de la clase de Técnicas Existencial-Humanista fue leer el capítulo de un libro (no sé ni el autor ni el título...mañana lo averiguaré) llamado "Si la violación fuera legal". Se trató de la lucha de un hombre contra el cáncer que 10 años atrás se había presentado en su cuerpo. Durante 10 años había recibido quimio y había ganado y estado en remisión, pero ahora el cáncer se había expandido a sus pulmones y a su corazón y él tenía pocos meses de vida. Los oncólogos lo habían transferido a terapia individual y el terapeuta le había pedido acudir a terapia grupal. Este hombre totalmente solitario, enojado, y desconectado de sus propias emociones logró el cometido que se busca en la terapia...sentirse completo, amado, normal, fuerte. El capítulo acaba con Carlos (el protagonista) muriendo en el hospital, agradeciéndole al psicólogo por Salvarle la Vida.
Por alguna razón me salieron lágrimas al leer esas últimas palabras. Esto pudo ser porque el transcurso de su enfermedad me recordó a mi abuelo pues él también pasó 10 años con cáncer y justamente se le expandió a los pulmones y al cerebro, y también pudo ser que mis lágrimas hayan sido de emoción, conmoción y realización de que estoy haciendo justamente lo que quiero hacer. Eso es lo que quiero lograr en mi vida, enseñarles a las personas a vivir de una forma en que se sientan bien, de que sientan calorcito adentro de la piel a la que llamamos cuerpo.

Ya investigué, el libro consta de diez casos y se llama "Verdugo del amor" de Irvin Yalom.