martes, 29 de diciembre de 2009

"I hope there's a kite in your hand...


...that's flying all the way up to orion."

Hace muchos meses viendo vídeos en youtube me encontré con Chris Pureka, una mujer que toca una música impresionantemente bonita. Hoy una amiga me presentó a Andrea Gibson. Sus poemas, well, speachless...acompañados de música de Kim Taylor y Chris Pureka. Les dejo un link para que puedan escuchar más de ella.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Road to somewhere


Al entrar a segundo de secundaria mi mamá, mi hermana y yo nos mudamos a Cuernavaca para estar más cerca de mi papá pues casi no lo veíamos y para estar en una ciudad más bonita que Toluca. Mi mamá rentó la casa con el mejor jardín que encontró. Una de sus pasiones era estar en el jardín viendo las plantas. Cuando entré a primero de prepa nos cambiamos de casa, una casa muy bonita en una calle llena de árboles. Absolutamente todos los días mi mamá iba por mi a la escuela y de camino a la casa se paraba en el mismo lugar de nuestra calle a ver los árboles en las diferentes etapas del año (primavera era su favorita). Es uno de los recuerdos más bonitos que tengo de esa época, escuchar a mi mamá decir lo bellos que eran, a veces se le salía una lágrima, a veces cantábamos algo, a veces sólo suspirábamos.
Ahora mi universidad queda en las afueras de Madrid (a más o menos media hora de mi casa). Para llegar tengo que tomar un bus que pasa por un canal, lugares llenos de árboles, flora y más flora por todos lados. Aquí se ve más la diferencia de estaciones, sí hay un otoño, sí hay un invierno (las dos estaciones que me han tocado).
La parte que más me gusta de mis días es la ida y el regreso de la uni en el bus, con mi iPod puesto, viendo por la ventana. Época de todo amarillo, naranja, rojo...árboles con pocas hojas, miles de hojas en el piso formando una alfombra. Hay unos pájaros panzoncitos blancos con negro hermosos. Hace unos días nevó...ver blanquito. Nunca había sentido la nieve (mi roomie no puede creer que conozco muchos lugares del mundo y que no había tenido encuentro con la nieve jaja, tengo que decir que AMO los copitos de nieve, se sienten delicioso).
Casi nadie ve por la ventana en ese trayecto, la mayoría van platicando, leyendo, o están perdidos en miles de pensamientos...yo no quiero dejar de ver por esa ventana, no quiero que algo tan bello se vuelva rutinario. Quiero ver el cambio de estaciones, quiero ver el cielo en sus diferentes días, quiero ver el ciclo de los árboles y las plantas, que en este momento siento que es igual al ciclo que estoy viviendo.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Raíces


Estar en Madrid me encanta, estoy feliz por estar aquí y por estar viviendo esto, pero siento un constante miedo y tristeza pues mi abuelo paterno está en México enfermo de cáncer y básicamente muriendo con un respirador, una sonda, un ojo que ya no puede ver más, una garganta que no le permite casi hablar y un sillón con vista al jardín que lo acompaña a diario (y claro, una tele para poder ver los partidos del Barca).

Tiene 84 años y ninguna de mis despedidas al irme de México se compararon con lo que sentí cuando tuve que decirle adiós.

Es de las personas que más admiro, hablar de él me hace sentirme orgullosa de mis raíces y estar con él me hace sentirme muy amada.

Estoy intentando estar lo más presente posible. Mi familia me pone en altavoz cuando hablo por teléfono y él me escucha, pero no recibo respuesta de su parte porque le duele hablar. Yo le cuento mis días, le digo que lo quiero e intento sonar lo más feliz que existe, porque él quiere que yo esté aquí, él está pagando esto y me dijo que esto es lo que me tocaba vivir y que lo disfrutara. Inevitablemente cada vez que cuelgo lloro de tristeza, de miedo, de impotencia.

Este fin de semana me fui a Barcelona. Mi familia paterna es catalana (mi abuelo nació en un pueblo llamado Vilafranca del Penedès y mi abuela en Barcelona). Cuando les hablé por teléfono para decirles que estaba ahí mi abuela me dijo que ella de pequeña había vivido en el barrio donde yo me estaba quedando, y también me dijo que el padre de mi abuelo (médico al igual que él) había sido el director de un hospital muy bonito y que si podía fuera a visitarlo. Así que fui. Básicamente es el mejor hospital de Barcelona y es el hospital más bonito que he visto, lleno de árboles, construcciones antiguas, caminitos, silencio. Desde que entré hasta que salí tuve escalofríos, un nudo en la garganta, constantes suspiros y ganas de llorar. Mi bisabuelo fue el director de ese hospital hasta el año 39 en que él y su familia tuvieron que irse de refugiados a México.

De unos meses para acá mi abuela me ha insistido en que quiere que mi próximo novio (I know…) sea médico. Yo me río cada vez que me lo dice, pero al estar caminando por el hospital de Sant Pau me cayó el veinte. Cuando mi abuelo muera ya no habrán más médicos Armendares más que una de mis primas segundas que terminó la carrera de medicina y se dio cuenta que lo suyo era la escritura.

No tengo idea si en algún momento tendré una pareja que se dedique a eso, no siento que tenga oportunidad de elegir esas cosas, pero sí tengo la oportunidad de ir a Barcelona más seguido y seguir conociendo partes de mi familia que me siguen abriendo tantos caminos para conocerme y saber de dónde vengo.

martes, 8 de diciembre de 2009

A Good Idea At The Time

Hace tres años (a mis 18 años) al salir de prepa y al no saber qué hacer con mi vida decidí viajar dos meses sola por Europa y finalmente ir a ver a mi hermana a Boston donde estaba de intercambio. Durante esas semanas me dediqué a ir a visitar gente a diferentes ciudades, y una de esas ciudades fue Barcelona (lugar donde estaba viviendo el niño que me gustaba). Él y yo habíamos tenido un amor a destiempo. Cuando él quería conmigo yo tenía novio y cuando yo empecé a darme cuenta que ahora era yo la clavada, él ya estaba viviendo en otro continente.

Llegué a Barcelona desde Roma, me bajé del tren, fui a buscar un hostal, me tomé un café y fui a donde nos habíamos quedado de ver. Parada afuera de la estación de metro de Plaza Cataluya en la Rambla, con mi iPod puesto, sentí sus brazos abrazándome por atrás y un suspiro que salía de mí cursimente.

Pasamos 4 ó 5 días juntos, visitando lugares, conociendo gente, poniéndonos al corriente. Durante esos días le escribí una carta diciéndole todo lo que nunca le había dicho. La última noche me despedí de él y le di la carta. Durante semanas no supe de él. De pronto me mandó un mail diciéndome que iba a México para navidad y que sabía que teníamos que hablar, le dije que me avisara cuándo nos veíamos. No supe más de él hasta varios meses después que hablamos unos minutos por msn y me di cuenta que todo había acabado.

Hace unos meses volvimos a platicar por msn y quedamos de vernos en el DF, pero jamás coincidimos.

Tres años más tarde estoy de intercambio en Madrid y mis primeras semanas aquí me obligaron a visitar un par de veces Ikea, tienda que me recuerda a él. Entonces le escribí para decirle que había pensado en él y que esperaba que todo estuviera bien. Me dijo que vendría a Europa (Barcelona) para navidad y le dije que me avisara y esta vez sí me avisó. Por coincidencia los dos estuvimos este fin de semana en Barcelona y nos vimos.

Ahora yo estaba sentada con Dianis afuera de la librería del Magba, platicando de todo lo que ha cambiado en mi vida desde la última vez que lo vi en aquella ciudad. De lejos lo vi acercarse, reconocí su caminada, sus movimientos. Sonrió, me paré y nos abrazamos. No necesitamos nada más, parecía que no había pasado tiempo, que éramos los mismos amigos hablando de las mismas cosas, pero a la vez todo lo que sentí por él fue tan diferente. Fue tan bonito redescubrir esa amistad y darme cuenta de la conexión que tenemos. Eso es lo que siempre fuimos, amigos.